(Por Rosa María Ordaz)
Este potente Guardián, es una bomba atómica contra la sacralización de la violencia a cambio de poder, ofrecida como pago a la “santa muerte”. Mexicanos, al unísono de nuestros valores más profundos, invoquemos al Terror de los demonios (San José) para exorcizar con la oración, postración, reparación y desagravio toda nuestra estructura socio política de la crueldad humana.
El pasado martes 18 de marzo, asistimos a la premier de esta valiosa película en Cinemex de Plaza Mayor. San José, llega con poderosas sinergias espirituales, necesarias para la problemática de la sociedad actual de nuestro país. La película, es un mensaje de esperanza para México, este Patriarca, con su crónica de hechos verídicos, garantiza protección a las familias a través de su mensaje por medio del séptimo arte.
San José, es conocido como “corazón de padre”, el custodio de la familia, patrono de los moribundos, (los asiste para tener una muerte feliz) patrón de la iglesia, de los migrantes, de los bebés no nacidos, de los carpinteros, ayuda a las mujeres a encontrar novio con las virtudes de él; protector de los obreros, empleados, conocido y constatado por exorcistas como el “terror de los demonios”, es un intercesor de múltiples virtudes y carismas.
La trama y narrativa de la película está enriquecida de sorprendentes acontecimientos. Deseo concentrarme en la potente custodia de este santo a la familia; en mi trayectoria como periodista, he confirmado un sinnúmero de milagros concedidos a los esposos que encomiendan sus hijos a San José; para salvaguardarlos de las malas compañías, el bullyng la violencia en sus entornos socioculturales; este patrocinio se extiende, hasta la confianza de conseguirles buenos novios y novias a sus vástagos (para llevar una relación en virtudes que confirme el respeto y castidad entre los pretendientes). Me sorprende conocer, escuchar, ver, el feliz término que consiguen estos valientes padres de familia hacia sus hijos, acompañados de acciones de rodillas en oración, confiados en este paternal amparo.
Conectaré el poder de San José, a los inhumanos hallazgos de descuartizamientos, en los campos de concentración, exterminio, de los restos óseos encontrados en las fosas tipo crematorio y restos humanos en Teuchitlán Jalisco, entrelazo, todo esto al dolor desgarrador de padres buscadores de sus hijos.
No me crea a mí, sino al poder sobrenatural de Dios. Las fatalidades anteriores pudieron ser evitados con el poder de una “bomba atómica” de plegarias por los jóvenes desaparecidos “antes que fueran secuestrados”; “bomba atómica” en sentido de metáfora, escribí entre comillas antes de ser secuestrados: retrocedamos el tiempo antes de estas tragedias, si estos jóvenes hubiesen sido encomendados diario verbalmente desde que nacieron por sus padres al poderoso patriarca protagonista de mi artículo, y, si los mismos muchachos en lo cotidiano de su existencia hubieran pedido con fe a esta fuerza espiritual su dirección protección en todos los actos de su vida, sus destinos hubieran sido diferentes.
¿Dios y sus potentes ángeles, santos, etcétera existen? Una de las mentes más eruditas de la humanidad Albert Einstein, corroboró la existencia, orden, belleza, verdad, bien y potestad de Dios en el universo. Día a día somos testigos del poder del mal, el cual destruye despiadadamente lo más sagrado de la creación, me refiero al ser humano. ¿El mal tiene poder? Le describo esta experiencia: en su momento me encontraba en USA, cuando se destapo el caso Diddy Combs, como periodista, fui testigo de los medios en ese país, con autoridad confiable, de los crímenes rituales de la elite de Hollywood ofrecidos a satanás, a cambio de poder en las esferas del mundo del espectáculo. Nuestro país, se llenó de indignación por las muertes en Jalisco conectadas a la santa muerte, ofrecidas como pago a cambio de poder. Fuimos estremecidos al identificar a la “santa muerte”, como deidad principal de culto en los carteles, lamentablemente también en las esferas del ámbito político etc. Como nación, necesitamos una fuerte revelación a nuestra conciencia, para impactarnos de la dimensión de perversión originada por este terrible culto en los sistemas mencionados. Tal ente macabro, intercambia miles de masacres, a cambio de una ilusión pasajera de poder, para finalizar con el propio exterminio del alma de sus mismos adoradores. Mexicanos, al unisonó de nuestros valores más profundos, invoquemos al Terror de los demonios (San José) para exorcizar con la oración, postración, reparación y desagravio toda nuestra estructura socio política de la crueldad humana.
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